En el 2003 el Transnational Institute TNI planteaba que para lograr un cambio de rumbo en tratamiento del fenómeno del consumo de drogas, era necesario trabajar cuatro aspectos. Han pasado 5 años y las recomendaciónes siguen vigentes:
(1) Reducción del daño o del riesgo en el debate de la ONU. La ONU debe aceptar el concepto de la reducción del daño o del riesgo como una parte lógica del debate sobre política internacional en materia de drogas. Incluso las agencias de la ONU como la OMS, ONUSIDA y el PNUFID emplean el concepto de reducción del daño de manera habitual. Así pues, ya es hora de que cambie la situación en el ámbito de la ODC/PNUFID, la Comisión de Estupefacientes y la JIFE, los organismos que forman el eje del mecanismo de control de drogas de la ONU y que, hasta el momento, se han negado a usar estos términos al debatir las políticas.
(2) Mayor margen de maniobra para la oferta. La tendencia hacia políticas más pragmáticas sobre la demanda está ganando terreno. Sin embargo, durante la última década se ha endurecido el enfoque represivo en cuanto a la producción. Las convenciones de la ONU otorgan un limitado margen político con respecto a los cultivos relacionados con drogas. Las medidas tomadas para la reducción, además de resultar ineficaces, han causado grandes daños: han avivado conflictos internos, han extendido la corrupción y la violación de los derechos humanos, han destruido medios de vida y han degradado el medioambiente. La economía de las drogas se considera cada vez más un tema transversal para el que se deben ofrecer respuestas equilibradas que tengan en cuenta consideraciones políticas en los campos del desarrollo, los derechos humanos, la resolución y prevención de conflictos, etc. No obstante, para que la toma de decisiones sea equilibrada, hay que contar con cierto margen de maniobra.
(3) Mejoras en el clima del debate. Se debe mejorar urgentemente el clima del debate sobre drogas en el seno de la ONU. Durante décadas, los problemas surgidos a la hora de desarrollar un discurso común han conducido a la construcción de una torre de marfil: un entorno libre de presiones en el que se prohibe la entrada a ciertas ideas y ciertos términos para facilitar así el consenso. Hay que abrir las puertas a nuevos aires para mejorar la calidad del debate lo antes posible. Es necesario superar esa actitud temerosa e iniciar un debate imparcial, racional y basado en la evidencia.
(4) Revisión de las convenciones sobre control de drogas Debemos, verificar su eficacia, poner al descubierto sus puntos débiles y presentar propuestas con miras a encontrar otros métodos para formular y aplicar las políticas sobre drogas". Los países necesitan mayor libertad para experimentar y aplicar enfoques pragmáticos que la estipulada en las convenciones. El abismo entre la teoría y la práctica es cada vez mayor y, para acabar con él, habría que adaptar las convenciones a las necesidades de la política práctica, no al revés. En concreto, se podría empezar a trabajar en este sentido con la creación de un grupo consultivo especial integrado por varias entidades multilaterales: la Sección de Investigaciones del PNUFID, el equipo del Informe Mundial sobre Drogas de la ONU, la Comisión de Expertos de la OMS, la JIFE, el Grupo de Expertos de la CICAD y el OEDT. Un grupo de este tipo, respaldado por los procedimientos de consulta procedentes con investigadores, ONG, y representantes de usuarios y campesinos, ofrece un potencial tremendo. Podría desempeñar un inestimable papel a la hora de valorar la eficacia de las políticas actuales, así como analizar - partiendo de la evidencia y mediante el debate - el curso de las tendencias políticas. Asimismo, podría formular recomendaciones sobre los cambios que deben efectuarse en el marco de control de drogas actual.
- Drugs and Democracy - Transnational Institute. Virginia MontañésEl documento de debate del TNI es accesible en inglés y español en: http://www.tni.org/drugs/reports/debate6s.pdf