El predominio de hipótesis médicas y psiquiátricas al enfocar el consumo de la droga, ha dado origen a metodologías de investigación centradas en casos clínicos, distorsionado en gran medida nuestra perspectiva sobre los tipos de uso entre el común de la población. Igual situación ocurre con el tema de los opiáceos, pero no discutiré sobre este aspecto particular.
En otras palabras, terminamos viendo lo que queremos ver. Es decir, vemos aquello para lo cual nos predispone la “mirada científica” a la que accede el gran público. Así pues, lo que vemos está condicionado en buena medida por unas ideologías preconcebidas acerca del consumo de la droga. La mayoría de nosotros ha aprendido a lo largo de suvida que el uso de la cocaína puede ser altamente peligroso, razón por la cual nos vemos compelidos a acudir a la investigación que trata de legitimar dichos prejuicios. Los estudios que emergen de contextos clínicos usualmente pueden −por la muestra seleccionada y por el tipo de preguntas a que acuden− legitimar las ideas preconcebidas acerca de los peligros de la cocaína. Si uno trabaja como un sociólogo, y yo soy sociólogo, y quiere contemplar el consumo de la cocaína como un fenómeno más amplio y no circunscrito a los casos clínicos, tendría una imagen completamente diferente de la cocaína. Por lo tanto, las condiciones culturales y económicas determinan los niveles de consumo de una droga, aún más que la simple accesibilidad “legal”.
Tomado de EL RECHAZO DEL DAÑO
Haciendo las paces con la cocaína y avanzando de reducción de daños al rechazo del daño
En otras palabras, terminamos viendo lo que queremos ver. Es decir, vemos aquello para lo cual nos predispone la “mirada científica” a la que accede el gran público. Así pues, lo que vemos está condicionado en buena medida por unas ideologías preconcebidas acerca del consumo de la droga. La mayoría de nosotros ha aprendido a lo largo de suvida que el uso de la cocaína puede ser altamente peligroso, razón por la cual nos vemos compelidos a acudir a la investigación que trata de legitimar dichos prejuicios. Los estudios que emergen de contextos clínicos usualmente pueden −por la muestra seleccionada y por el tipo de preguntas a que acuden− legitimar las ideas preconcebidas acerca de los peligros de la cocaína. Si uno trabaja como un sociólogo, y yo soy sociólogo, y quiere contemplar el consumo de la cocaína como un fenómeno más amplio y no circunscrito a los casos clínicos, tendría una imagen completamente diferente de la cocaína. Por lo tanto, las condiciones culturales y económicas determinan los niveles de consumo de una droga, aún más que la simple accesibilidad “legal”.
Tomado de EL RECHAZO DEL DAÑO
Haciendo las paces con la cocaína y avanzando de reducción de daños al rechazo del daño
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