Tomado de Quino y recontextualizado....
martes, 24 de junio de 2008
domingo, 22 de junio de 2008
¿Cuanto Pesan los Factores de Contexto?
"...Si se compara el trabajo en las instituciones con el trabajo en la comunidad local, una de las primeras diferencias que se observan es que las instituciones invierten un gran esfuerzo en controlar los factores de contexto de manera que sus objetivos institucionales sean logrados. Esto sucede por medio del establecimiento de contratos formales, procedimientos formales, reglamentos, deontologías profesionales y la implementación de un control administrativo todos elementos que evidencian como una institución pueda ser efectivamente pensada como un dispositivo de control de factores de contexto. En una comunidad local los operadores de un equipo no controlan los factores de contexto, por lo contrario algunas veces se tienen que adaptar a ellos. Esto significa que también en las comunidades locales en apariencia más caóticas existe un dispositivo de producción y control de los factores de contexto y este dispositivo es controlado por las redes de lideres formales e informales. Si así es se entiende también que en una comunidad local de alto riesgo... el alto riesgo es uno de los elementos del dispositivo de esa entidad social, importante para lograr algunos de sus objetivos. Estos factores de contexto no son entonces desviaciones respecto a la norma de esa comunidad son en realidad una de sus maneras de funcionamiento. Por esa razón estos factores son todavía mas importantes y tienen un peso a veces relevante en el trabajo de reducción del daño y tratamiento comunitario. Dicho de otra manera los factores de alto riesgo son estructurales para el funcionamiento de esas comunidades locales, no son accidentes, desviaciones respecto a la norma, subproductos comunitarios que hay que eliminar.
Tomado de Efrem Milanese (2007) Evaluación de proyectos de Tratamiento Comunitario y Reducción del daño del consumo de drogas. EM Survey Oct 2007 UNESCO
REDUCCION DE DAÑOS EN USUARIOS DE DROGAS EN LATINOAMERICA; DIFICIL, POSIBLE Y NECESARIO
"En Latinoamérica la política oficial en drogadependencias es una política que podría definirse como represiva y abstencionista y que se apoya en cuatro mitos básicos.
· El primero es que la droga es la causa de la drogadependencia, lo que sitúa el eje de la cuestión en la sustancia a la que se demoniza y persigue, y con ella a los que las consumen. Obviamente si la causa del problema es la droga, en la abstinencia se sitúa la solución.
· El segundo es que los drogadependientes son delincuentes, lo que permite asociar arbitrariamente droga-delito-inseguridad, y circularmente entonces justificar legislaciones que penalizan conductas individuales, estigmatizando al sujeto y convirtiéndolo así en un delincuente. Este es el caso de la legislación argentina, la ley 23.737 legitima la realidad que construye desde sus supuestos, aleja al consumidor de drogas y al drogadependiente del sistema de salud, marginándolo también de las posibilidades de prevención del HIV/SIDA entre tantas cosas. Colombia que ha despenalizado el consumo en pequeñas cantidades se presenta como única exepción en Latinoamérica a este discurso.
· El tercer mito es que el drogadependiente, lo sepa o no, busca su muerte. Esto se sostiene en un estereotipo psicopatológico que identifica a las drogadependencias con el campo de las perversiones y en la articulación teleológica droga-SIDA. Esta concepción sitúa al daño como inevitable. Si él busca la muerte, sólo nos cabe la resignación desde la impotencia. Si, incluso se le adiciona algún significado de castigo a esta muerte, la que se presentifica como “merecida”, (“él se lo buscó, que se joda!”) sólo resta la venganza.
· El cuarto mito es que es la droga lo que causa el SIDA, lo que justifica la obsoleta categoría de “grupo de riesgo” que continúa estigmatizando y avala los mensajes del tipo: “La mejor manera de prevención del SIDA es no drogarse”. Esto, a la vez que oculta una verdad: el HIV/SIDA se transmite por el uso compartido de los equipos de inyección infectados y no por el consumo mismo de drogas, sea esta cúal fuere, y por la vía que fuere. Este imaginario resiste a la noción de que el riesgo tiene que ver con lo que un sujeto hace, con sus conductas y no con lo que un sujeto es. En todo caso, se trata de grupos en riesgo, de situaciones de riesgo, y estas situaciones se definen en acto, a partir de las acciones, y no a priori, a partir de una identidad adquirida o asignada socialmente. Esta alternativa permite las intervenciones psi.,las intervenciones sociales, en oposición con la otra que justifica la marginación, la discriminación y la exclusión.
La drogadependencia es un problema del sujeto y de la cultura, por eso es que debemos interrogar su incidencia en el primero -donde hablar de sujeto es hablar de cada sujeto- para formular aportes a lo social. Pero también es necesario interrogar su incidencia en la cultura y reivindicar los efectos sociales de ciertos mensajes y de ciertas políticas de salud, que sin estigmatizar ni juzgar, se ocupan de reducir riesgos y daños para formular aportes a la clínica del sujeto.
REDUCCION DE DAÑOS EN USUARIOS DE DROGAS EN LATINOAMERICA; DIFICIL, POSIBLE Y NECESARIO
Silvia Inchaurraga
· El primero es que la droga es la causa de la drogadependencia, lo que sitúa el eje de la cuestión en la sustancia a la que se demoniza y persigue, y con ella a los que las consumen. Obviamente si la causa del problema es la droga, en la abstinencia se sitúa la solución.
· El segundo es que los drogadependientes son delincuentes, lo que permite asociar arbitrariamente droga-delito-inseguridad, y circularmente entonces justificar legislaciones que penalizan conductas individuales, estigmatizando al sujeto y convirtiéndolo así en un delincuente. Este es el caso de la legislación argentina, la ley 23.737 legitima la realidad que construye desde sus supuestos, aleja al consumidor de drogas y al drogadependiente del sistema de salud, marginándolo también de las posibilidades de prevención del HIV/SIDA entre tantas cosas. Colombia que ha despenalizado el consumo en pequeñas cantidades se presenta como única exepción en Latinoamérica a este discurso.
· El tercer mito es que el drogadependiente, lo sepa o no, busca su muerte. Esto se sostiene en un estereotipo psicopatológico que identifica a las drogadependencias con el campo de las perversiones y en la articulación teleológica droga-SIDA. Esta concepción sitúa al daño como inevitable. Si él busca la muerte, sólo nos cabe la resignación desde la impotencia. Si, incluso se le adiciona algún significado de castigo a esta muerte, la que se presentifica como “merecida”, (“él se lo buscó, que se joda!”) sólo resta la venganza.
· El cuarto mito es que es la droga lo que causa el SIDA, lo que justifica la obsoleta categoría de “grupo de riesgo” que continúa estigmatizando y avala los mensajes del tipo: “La mejor manera de prevención del SIDA es no drogarse”. Esto, a la vez que oculta una verdad: el HIV/SIDA se transmite por el uso compartido de los equipos de inyección infectados y no por el consumo mismo de drogas, sea esta cúal fuere, y por la vía que fuere. Este imaginario resiste a la noción de que el riesgo tiene que ver con lo que un sujeto hace, con sus conductas y no con lo que un sujeto es. En todo caso, se trata de grupos en riesgo, de situaciones de riesgo, y estas situaciones se definen en acto, a partir de las acciones, y no a priori, a partir de una identidad adquirida o asignada socialmente. Esta alternativa permite las intervenciones psi.,las intervenciones sociales, en oposición con la otra que justifica la marginación, la discriminación y la exclusión.
La drogadependencia es un problema del sujeto y de la cultura, por eso es que debemos interrogar su incidencia en el primero -donde hablar de sujeto es hablar de cada sujeto- para formular aportes a lo social. Pero también es necesario interrogar su incidencia en la cultura y reivindicar los efectos sociales de ciertos mensajes y de ciertas políticas de salud, que sin estigmatizar ni juzgar, se ocupan de reducir riesgos y daños para formular aportes a la clínica del sujeto.
REDUCCION DE DAÑOS EN USUARIOS DE DROGAS EN LATINOAMERICA; DIFICIL, POSIBLE Y NECESARIO
Silvia Inchaurraga
domingo, 1 de junio de 2008
Invadidos de Silencios
"Ojala nos invadan!. Y ahora qué más da; si nos hemos quedado solos, que nos invadan sería lo mejor. Sería una bendición para nuestra tierra que rodeen nuestras fronteras y que nos invadan nuestros hermanos latinoamericanos. Que nos invadan los ecuatorianos, tal vez así volvamos a tener de tierno maíz el corazón que perdimos. ¡Que nos invadan los cubanos! Para que nuestros niños se eduquen gratuitamente y no mueran en las puertas de los hospitales privados. Que venga lo mejor de nuestra América. Que venga un contingente de garotas brasileras que nos hagan el amor hasta perder la leve fuerza que se necesita Sería lo mejor para Colombia una invasión brasilera a gran escala; De pronto así, algún día, ganemos un mundial de fútbol. Necesitamos urgentemente una invasión venezolana, para volver a decir las cosas con claridad, con franqueza, sin santaderismos, Con elocuencia bolivariana. Se requiere con urgencia Una invasión boliviana, Que nos quite esa vergüenza de ser indios; esa vergüenza, que nos condena eternamente al peor de los subdesarrollos. Reclamo con ansias la invasión De tropas de piqueteros argentinos, De madres y abuelas de plaza, Que nos cuenten historias En donde podamos reconocer nuestras propias historias. Que vengan tropas españolas y chilenas, a contarnos como se pudre el corazón de una patria fascista. Vengan los uruguayos con sus mates amargos a contarnos la milonga dulzona y triste de sus desaparecidos. Que vengan todos los hermanos del mundo a esta tierra olvidada a hacernos entender que nuestro país no es el mejor país del mundo, porque es una patria injusta. Que Colombia es pasión... y muerte. Ojala nos invadan la batucada festiva que acabe con nuestro luto, que acabe con este silencio que aturde. Estamos solos, a la derecha del mapa. Sólo nos acompaña nuestro buen amigo El que invadió el país de las mil y una noches.' "
Lizardo Carvajal
Aproximaciones a la Contextualización general de la situación de la epidemia por VIH y SIDA en Colombia:
Las cifras en el país relacionadas con la epidemia del VIH/SIDA en la actualidad surgen del Instituto Nacional de Salud y del sistema de notificación pasiva de casos: SIVIGILA. Sin embargo, es necesario dejar claro que dicho sistema tiene limitantes relacionadas principalmente con cobertura y calidad de datos; lo anterior, debido al diagnóstico tardío, el subregistro, las fallas de registro y el retardo de la notificación (Ver, ONUSIDA, 2008). A partir del 2007, se ha implementado un continuo proceso de mejora en dicho sistema de información de datos.
En total, se han reportado hasta la fecha 57.489 casos (Incluye infecciones asintomáticas, casos de Sida y fallecidos). Dicha cifra corresponde según ONUSIDA, 2008 a la semana epidemiológica número 44, con corte al 3 de noviembre de 2007. Algunos datos que el mismo documento citado presenta con relación al panorama general de VIH/SIDA son los siguientes:
El 76.6% de los casos reportados con registro individual son hombres y el 22.1% son mujeres. De los 34.504 (59.1%) casos en que se reportó el mecanismo probable de transmisión[2], el 58.1% se relaciona con comportamientos heterosexuales, mientras que el restante 37.6% tiene que ver con comportamientos homosexuales y bisexuales. Por grupos de edad, el más afectado es el correspondiente al grupo quinquenal de 25 a 29 años, con un porcentaje del 20.0; el grupo de 15 a 34 años presenta el mayor porcentaje y corresponde al 57.7; un aspecto que se menciona en los datos presentados, es el relacionado con el aumento de casos en personas mayores de 45 años (13.1%). En otro grupo poblacional –menores de 18 años-, se tiene que sobre los 57.489 casos reportados en ficha, el 3.3% pertenecen a este grupo, de los cuales 1.085 se relacionan con infección perinatal (Ver, ONUSIDA, 2008:30)
Según el reciente Plan de respuesta ante el VIH/SIDA (2008-2011) la coordinación intersectorial a nivel Nacional se presenta a partir de tres instancias fundamentalmente: Consejo Nacional de Sida –CONASIDA-, Grupo Temático de ONUSIDA y el Mecanismo Coordinador de País.
Según la Ley 715 de 2001 en la cual se proclama el sistema general de participaciones, se definieron los recursos y competencias a nivel nacional, departamental y municipal en lo relacionado con servicios de salud y salud pública en general: “Este sistema definió las responsabilidades de atención por nivel territorial, en particular con lo relacionado con la atención a la población pobre no asegurada, sujeto prioritario de la inversión de los recursos; estableció los mecanismos para distribución y manejo de los recursos del régimen subsidiado; definió que las acciones de salud pública, la asignación de recursos, la supervisión de prestadores y la habilitación de IPS (Instituciones Prestadoras de Salud) públicas y privadas serían ejecutadas por las entidades territoriales (departamentos, municipios y distritos), de acuerdo con los lineamientos establecidos desde el nivel nacional, y estableció la necesidad de redes de referencia y contrarreferencia entre los diferentes nIveles territoriales”. (ONUSIDA, 2006)
En relación con lineamientos de orden mundial, Colombia hizo parte de la UNGASS - Sesión especial de las Naciones Unidas de junio de 2001. En dicha sesión, se establecieron once temáticas o líneas de acción: liderazgo en el tema; promoción y prevención; atención; apoyo y tratamiento; realización de los derechos humanos; reducción de la vulnerabilidad; cuidado de la niñez afectada por el VIH/SIDA; mitigación de los efectos sociales y económicos; investigación y desarrollo; intervención en las regiones afectadas por conflictos y desastres naturales; movilización de recursos y de seguimiento de las acciones desarrolladas (Ver: ONUSIDA, 2006:82).
Como se evidencia, no se presenta ningún área de trabajo sobre educación, lo cual permite decir, que si desde los mismos organismos multilaterales no se plantean estrategias educativas que propendan por un conocimiento adecuado de la infección por VIH/SIDA, es mucho más complicado que los países, y sobre todo las regiones (lo local) asuman dicha tarea, sin una guía definida.
En total, se han reportado hasta la fecha 57.489 casos (Incluye infecciones asintomáticas, casos de Sida y fallecidos). Dicha cifra corresponde según ONUSIDA, 2008 a la semana epidemiológica número 44, con corte al 3 de noviembre de 2007. Algunos datos que el mismo documento citado presenta con relación al panorama general de VIH/SIDA son los siguientes:
El 76.6% de los casos reportados con registro individual son hombres y el 22.1% son mujeres. De los 34.504 (59.1%) casos en que se reportó el mecanismo probable de transmisión[2], el 58.1% se relaciona con comportamientos heterosexuales, mientras que el restante 37.6% tiene que ver con comportamientos homosexuales y bisexuales. Por grupos de edad, el más afectado es el correspondiente al grupo quinquenal de 25 a 29 años, con un porcentaje del 20.0; el grupo de 15 a 34 años presenta el mayor porcentaje y corresponde al 57.7; un aspecto que se menciona en los datos presentados, es el relacionado con el aumento de casos en personas mayores de 45 años (13.1%). En otro grupo poblacional –menores de 18 años-, se tiene que sobre los 57.489 casos reportados en ficha, el 3.3% pertenecen a este grupo, de los cuales 1.085 se relacionan con infección perinatal (Ver, ONUSIDA, 2008:30)
Según el reciente Plan de respuesta ante el VIH/SIDA (2008-2011) la coordinación intersectorial a nivel Nacional se presenta a partir de tres instancias fundamentalmente: Consejo Nacional de Sida –CONASIDA-, Grupo Temático de ONUSIDA y el Mecanismo Coordinador de País.
Según la Ley 715 de 2001 en la cual se proclama el sistema general de participaciones, se definieron los recursos y competencias a nivel nacional, departamental y municipal en lo relacionado con servicios de salud y salud pública en general: “Este sistema definió las responsabilidades de atención por nivel territorial, en particular con lo relacionado con la atención a la población pobre no asegurada, sujeto prioritario de la inversión de los recursos; estableció los mecanismos para distribución y manejo de los recursos del régimen subsidiado; definió que las acciones de salud pública, la asignación de recursos, la supervisión de prestadores y la habilitación de IPS (Instituciones Prestadoras de Salud) públicas y privadas serían ejecutadas por las entidades territoriales (departamentos, municipios y distritos), de acuerdo con los lineamientos establecidos desde el nivel nacional, y estableció la necesidad de redes de referencia y contrarreferencia entre los diferentes nIveles territoriales”. (ONUSIDA, 2006)
En relación con lineamientos de orden mundial, Colombia hizo parte de la UNGASS - Sesión especial de las Naciones Unidas de junio de 2001. En dicha sesión, se establecieron once temáticas o líneas de acción: liderazgo en el tema; promoción y prevención; atención; apoyo y tratamiento; realización de los derechos humanos; reducción de la vulnerabilidad; cuidado de la niñez afectada por el VIH/SIDA; mitigación de los efectos sociales y económicos; investigación y desarrollo; intervención en las regiones afectadas por conflictos y desastres naturales; movilización de recursos y de seguimiento de las acciones desarrolladas (Ver: ONUSIDA, 2006:82).
Como se evidencia, no se presenta ningún área de trabajo sobre educación, lo cual permite decir, que si desde los mismos organismos multilaterales no se plantean estrategias educativas que propendan por un conocimiento adecuado de la infección por VIH/SIDA, es mucho más complicado que los países, y sobre todo las regiones (lo local) asuman dicha tarea, sin una guía definida.
Revisión acerca de trabajos relacionados con SIDA y Educación en Colombia: líneas de acción, enfoques y perspectivas. Trabajo preparatorio a la Consulta nacional sobre reducción de daños y Educación en situaciones asociadas al consumo de drogas y VIH/SIDA en Colombia. Rolando Rodríguez Cruz[1]
[1]Antropólogo y Magíster en Antropología Social de la Universidad de los Andes. Ha trabajado en investigaciones y proyectos sobre derechos de la infancia, explotación sexual infantil, asistencia alimentaria y VIH/SIDA. Es investigador asociado del grupo inter-institucional de investigación “Antropología Médica Crítica” de la Universidad Nacional.
[1]Antropólogo y Magíster en Antropología Social de la Universidad de los Andes. Ha trabajado en investigaciones y proyectos sobre derechos de la infancia, explotación sexual infantil, asistencia alimentaria y VIH/SIDA. Es investigador asociado del grupo inter-institucional de investigación “Antropología Médica Crítica” de la Universidad Nacional.
ERAN AMENAZAS EN 2005 ¿Y HOY?
Del 'Informe sobre el estado del mundo en el 2005', del Instituto Worldwatch.
El riesgo que causa la alta dependencia de petróleo que aún manifiestan muchos países, lleva a guerras civiles, violaciones de derechos humanos y rivalidades geopolíticas.
Según la Cruz Roja Internacional, el calentamiento global causó pérdidas por más de 400 mil millones de dólares en los últimos diez años. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente evaluó que en el mundo esas pérdidas "se están duplicando cada diez años y, de seguir la tendencia, las pérdidas anuales ascenderán a 150 mil millones de dólares la próxima década".
Esto, según el estudio, va muy encadenado con el hambre. En el planeta, cerca de 2.000 millones de personas pasan hambre y sufren deficiencias nutricionales, y 434 millones no cuentan con acceso garantizado al agua potable. Como en un círculo vicioso, la seguridad alimentaria está determinada por factores tales como la disponibilidad de agua, la distribución de la tierra, la pobreza y la degradación ambiental. ¿Cuál salud?
En cuanto a las enfermedades contagiosas, el estudio enfatiza en el Sida, describiéndolo como el "mayor asesino", si se tiene en cuenta que entre 34 y 46 millones de personas en el mundo están infectadas con el virus.
Pero hay otras enfermedades que pueden llegar a ser igualmente mortales. En Colombia, la malaria, el dengue y la tuberculosis son tres de ellas. A estas se suman también las no transmisibles, como las coronarias, la diabetes y el cáncer.
Según la representación de la Organización Panamericana de la Salud en Colombia, la distribución geográfica de la malaria ha aumentado en los últimos 50 años, dado que es cada vez más difícil controlarla por factores como la resistencia de los parásitos a los medicamentos, el desplazamiento de las poblaciones y los cambios ecológicos causados por fenómenos climáticos.
Las personas de menos recursos siguen siendo las más afectadas. La malaria en el país pone en riesgo la salud de, aproximadamente, 22 millones de habitantes. En el 2003 fueron reportados 173.000 casos, de los cuales, el 95 por ciento ocurrió en cien municipios.
La tuberculosis es otra amenaza, de la cual cada año se reportan mil casos nuevos en el país y se calcula que entre la tercera y la cuarta parte de la población está infectada (cifras del Perfil Epidemiológico). En el 2003, los departamentos más afectados fueron Amazonas, Guajira, Chocó y Putumayo donde se registró el doble de los casos del promedio nacional.
PARA EVITAR EL ESTIGMA Y LA DISCRIMINACION
Unas recomendaciones de la FAD que poco se cumplen a los medios de comunicación en el tratamiento del tema de consumo de drogas.
- Evitar usar “la droga” en singular y genérico porque le da un carácter total y confuso. No todas las drogas son iguales y, por tanto, conviene singularizar al máximo, determinar la sustancia de la que se está informando.
- Evitar usar combinaciones como “alcohol y drogas” o “tabaco y drogas” ya que se puede inducir a la interpretación errónea de que ni alcohol ni tabaco son drogas.
- Evitar denominar el fenómeno del consumo de drogas y su contexto como “el mundo de la droga” porque se percibe como ajeno y lejano cuando, en realidad, el consumo de drogas es próximo y cercano.
- Evitar equiparar el fenómeno del consumo de drogas y sus consecuencias con términos de carácter moral y catastrofico como “la lacra de las drogas”, “el azote de las drogas”, “el infierno”, etc.
-Evitar equiparar el fenómeno del consumo de drogas y sus consecuencias como “la peste”, etc.
-Evitar frases como “caer en el pozo de la droga”, “meterse en la droga”, “caer en la droga”, porque implican una atribución de accidentalidad que elimina en el sujeto su implicación consciente en la decisión de tomar drogas.
-Evitar la fácil asociación “drogas - juventud”. Ni todos los jóvenes consumen ni todas las personas que consumen son jóvenes.
-Evitar el tratamiento del consumo de drogas como algo normalizado y plenamente integrado en la cultura juvenil. Debe evitarse afianzar el estereotipo de que para “sentirse” joven hay que consumir drogas.
-Evitar la asociación directa entre determinadas drogas y supuestos perfiles específicos de usuarios “cocaína/ejecutivos”, “éxtasis/discotecas”, “heroína/marginados”, etc.
-Evitar definir ciertas subculturas en función de un supuesto uso de drogas: “cultura juvenil y cannabis”, “fiestas y drogas”, “festivales y drogas”, etc.
Documento completo en:http://www.rtve.es/oficial/iortv/JOVENESDROGASCOM.pdf
- Evitar usar combinaciones como “alcohol y drogas” o “tabaco y drogas” ya que se puede inducir a la interpretación errónea de que ni alcohol ni tabaco son drogas.
- Evitar denominar el fenómeno del consumo de drogas y su contexto como “el mundo de la droga” porque se percibe como ajeno y lejano cuando, en realidad, el consumo de drogas es próximo y cercano.
- Evitar equiparar el fenómeno del consumo de drogas y sus consecuencias con términos de carácter moral y catastrofico como “la lacra de las drogas”, “el azote de las drogas”, “el infierno”, etc.
-Evitar equiparar el fenómeno del consumo de drogas y sus consecuencias como “la peste”, etc.
-Evitar frases como “caer en el pozo de la droga”, “meterse en la droga”, “caer en la droga”, porque implican una atribución de accidentalidad que elimina en el sujeto su implicación consciente en la decisión de tomar drogas.
-Evitar la fácil asociación “drogas - juventud”. Ni todos los jóvenes consumen ni todas las personas que consumen son jóvenes.
-Evitar el tratamiento del consumo de drogas como algo normalizado y plenamente integrado en la cultura juvenil. Debe evitarse afianzar el estereotipo de que para “sentirse” joven hay que consumir drogas.
-Evitar la asociación directa entre determinadas drogas y supuestos perfiles específicos de usuarios “cocaína/ejecutivos”, “éxtasis/discotecas”, “heroína/marginados”, etc.
-Evitar definir ciertas subculturas en función de un supuesto uso de drogas: “cultura juvenil y cannabis”, “fiestas y drogas”, “festivales y drogas”, etc.
Documento completo en:http://www.rtve.es/oficial/iortv/JOVENESDROGASCOM.pdf
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